Hace unos años, se hizo viral un estudio que señalaba que la ventana de atención de la población se había reducido a 8 segundos. Tras esos 8 segundos, la mente humana pasaba a otra cosa. El estudio —que elaboró Microsoft— se hizo popular no solo porque demostraba que cada vez nos costaba más concentrarnos, sino también porque el ser humano pasaba así a tener una ventana de atención más baja que la de un pez de colores. Entonces, se culpó de estos datos al impacto de las nuevas tecnologías y las pantallas que nos asaltaban por todos lados, pero también a la atención fragmentada de los millennials.